El relincho de un caballo rompió el silencio reinante. Allí estabamos nosotros dispuestos a todo, dispuestos a dar la vida si era necesario. De repente, la tierra comenzó a temblar, era un temblor leve pero continuo. Ha llegado la hora. El temible y desconocido invasor se acerca. A lo lejos empezamos a divisar una espesa polvareda provocada por aquellos horribles monstruos de acero. Cuando apenas mediaba un kilometro entre ellos y nosotros, aquellas bestias comenzaron a escupir fuego por sus horribles bocas alargadas. Cada vez resultaba más dificil sostener a los caballos y ante la inminencia del fin, nuestro valeroso capitán dio la voz de ataque. Todos los jinetes apretamos las espuelas y arrancamos como un solo caballero, formando una masa que se precipitaba a todo velocidad sobre el extranjero invasor. La carrera fue frenética, a mi alrededor muchos jinetes y sus caballos eran derribados y literalmente despedazados por el fuego de las bestias increibles, cuando llegamos hasta ellas pronto nos dimos cuenta que de poco iba a servir nuestro ataque, pues aquellas criaturas se llevaban por delante jinetes y caballos sin miramientos. Fue una auténtica carnicería. Sobrevivimos pocos, nuestra caballería, formada por valerosos caballeros de tradición, fue totalmente aniquilada, destruyendo así las esperanzas de un pueblo entero. Al día siguiente Alemania se anexionaba nuestra querida Polonia.
11 de noviembre de 2009
3 de noviembre de 2009
Microrelato III
Estuve pensando que pensaba, sin pensar que pensar en que pensaba, resultaba ser en sí mismo el pensamiento. Después de un buen rato lo dejé, me dolía la cabeza.
21 de octubre de 2009
19 de octubre de 2009
Me aficioné a los microrelatos
Así que ahí va uno, a ver que tal.
Entre en aquel garito. Me dirigí a la barra y pedí lo de siempre. Como siempre durante ese minuto que va desde que pedí hasta que me trajeron lo pedido, miré distraidamente a mi alrededor. Distraidamente, percibí la presencia, al otro extremo de la barra, de un cliente, un hombre algo mayor que yo. Nunca me suelen llamar la atención los clientes de aquél bar, pero este si lo hizo. Me resultaba extrañamente familiar. Sus gestos, su manera de sostener la copa.. Estuve observándolo durante unos minutos sin que él advirtiera que lo estaba haciendo, es curioso pero ese hombre me recuerda sorprendentemente a mí. No le dí mayor importancia. Me puse a leer el periódico.
- ¿qué te debo? - dijo por fin el cliente.
- ¿Esa voz? - pensé mientras levantaba la vista del periódico disimiludamente.
El hombre sacó una billetera, relamente curiosa.
- ¡¡Corcho, si es igual que la mía!! - me dije a mi mismo.
Mientras el camarero le traía las vueltas, sacó un cigarrillo, curioso la misma marca que yo y se lo encendió con un encendedor tipo Zippo, ¿a que no te lo imaginas? Igualito que el mío.
- Oye, esto me mosquea. Demasiadas coincidencias - en mi interior empezaba a tener una extraña sensación. ¿no seré yo mismo pero dentro de unos años?
El hombre cogió su cambio y mientras abandonaba el local, dando una profunda calada a su cigarrillo me miró y me soltó:
- Nos vemos dentro de unos años - y me guiñó un ojo.
Me quedé helado mirando fijamente hacia la puerta, sin salir de mi asombro miré mi copa medio llena unos segundos.
- Tengo que dejar la bebida.
Entre en aquel garito. Me dirigí a la barra y pedí lo de siempre. Como siempre durante ese minuto que va desde que pedí hasta que me trajeron lo pedido, miré distraidamente a mi alrededor. Distraidamente, percibí la presencia, al otro extremo de la barra, de un cliente, un hombre algo mayor que yo. Nunca me suelen llamar la atención los clientes de aquél bar, pero este si lo hizo. Me resultaba extrañamente familiar. Sus gestos, su manera de sostener la copa.. Estuve observándolo durante unos minutos sin que él advirtiera que lo estaba haciendo, es curioso pero ese hombre me recuerda sorprendentemente a mí. No le dí mayor importancia. Me puse a leer el periódico.
- ¿qué te debo? - dijo por fin el cliente.
- ¿Esa voz? - pensé mientras levantaba la vista del periódico disimiludamente.
El hombre sacó una billetera, relamente curiosa.
- ¡¡Corcho, si es igual que la mía!! - me dije a mi mismo.
Mientras el camarero le traía las vueltas, sacó un cigarrillo, curioso la misma marca que yo y se lo encendió con un encendedor tipo Zippo, ¿a que no te lo imaginas? Igualito que el mío.
- Oye, esto me mosquea. Demasiadas coincidencias - en mi interior empezaba a tener una extraña sensación. ¿no seré yo mismo pero dentro de unos años?
El hombre cogió su cambio y mientras abandonaba el local, dando una profunda calada a su cigarrillo me miró y me soltó:
- Nos vemos dentro de unos años - y me guiñó un ojo.
Me quedé helado mirando fijamente hacia la puerta, sin salir de mi asombro miré mi copa medio llena unos segundos.
- Tengo que dejar la bebida.
8 de octubre de 2009
5 de octubre de 2009
Relatos de lo inesperado

Realmente inesperado. Roald Dahl famosos entre otras muchas cosas por sus cuentos para niños, nos deja esta gran recopilación de relatos que en muchos casos pueden dejarnos boquiabiertos, porque realmente sorprenden. He de reconocer que algunos de los relatos han conseguido cambiar mi estado de ánimo varias veces mientras los leía. No es de extrañar que el mismísimo Hitchcock utilizara algunos de estos relatos para sus películas. Llama la atención el dominio de situaciones curiosas, el humor negro y los desenlaces rompedores y sorprendentes. Sencillamente muy bueno.
12 de septiembre de 2009
Episodios de una guerra

Sinopsis.
«El capitán Aubrey recibe en las Indias Orientales holandesas la noticia de que ha sido nombrado comandante de un excepcional navío. Pero cuando embarca junto con Maturin rumbo a Inglaterra, estalla la guerra con los Estados Unidos.»
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