11 de noviembre de 2009

Microrelato IV

El relincho de un caballo rompió el silencio reinante. Allí estabamos nosotros dispuestos a todo, dispuestos a dar la vida si era necesario. De repente, la tierra comenzó a temblar, era un temblor leve pero continuo. Ha llegado la hora. El temible y desconocido invasor se acerca. A lo lejos empezamos a divisar una espesa polvareda provocada por aquellos horribles monstruos de acero. Cuando apenas mediaba un kilometro entre ellos y nosotros, aquellas bestias comenzaron a escupir fuego por sus horribles bocas alargadas. Cada vez resultaba más dificil sostener a los caballos y ante la inminencia del fin, nuestro valeroso capitán dio la voz de ataque. Todos los jinetes apretamos las espuelas y arrancamos como un solo caballero, formando una masa que se precipitaba a todo velocidad sobre el extranjero invasor. La carrera fue frenética, a mi alrededor muchos jinetes y sus caballos eran derribados y literalmente despedazados por el fuego de las bestias increibles, cuando llegamos hasta ellas pronto nos dimos cuenta que de poco iba a servir nuestro ataque, pues aquellas criaturas se llevaban por delante jinetes y caballos sin miramientos. Fue una auténtica carnicería. Sobrevivimos pocos, nuestra caballería, formada por valerosos caballeros de tradición, fue totalmente aniquilada, destruyendo así las esperanzas de un pueblo entero. Al día siguiente Alemania se anexionaba nuestra querida Polonia.

3 de noviembre de 2009

Microrelato III

Estuve pensando que pensaba, sin pensar que pensar en que pensaba, resultaba ser en sí mismo el pensamiento. Después de un buen rato lo dejé, me dolía la cabeza.